viernes, 5 de septiembre de 2008

Jugando al escondite

La actitud de defensa. Cuando era pequeña y tenía cualquier problema lo primero que hacía, aparte de contener las lágrimas en una suerte de bolsas que tengo en los ojos (no tengo ni idea de porqué pero puedo retener una cierta cantidad de lágrimas y tratar de que se sequen y no sacarlas... mmmm... una realidad metafórica), era irme a sentar en el escalon del clóset donde van los zapatos. Allí podía pasar tranquilamente mis angustias, era mi escondite de aquellos días. Poco a poco la cosa va cambiando, es decir, uno crece y ya no cabe como antes en esos escondites, y además como se vería "ridículo", pues se comienzan a inventar otro tipo de refugios.
Con razón los psicólogos, psiquiatras, psíquicos y todos los psi afines ganan tanto dinero (claro mis amigos que lo son me dirán loca del de..., pero piensen: todo el mundo necesita terapias y terapias de terapias, y bueno si se encuentran con uno malo generan más traumas [En fin, mi respeto a los profesionales del medio] {ya basta de paréntesis}).

¿Cuál es tu escondite?

Yo en lo personal tengo varios: prepotencia es uno, cerrarme a cualquier explicación sin dar mi brazo a torcer porque siempre tengo la razón (prepotencia, ¿no?), los libros, traducir griego, el cine, fingir demencia (este es uno de mis favoritos, pero me sale mal, tengo el defecto de la sinceridad), estructurar las cosas, analizar las cosas mil veces y siempre salir con una solución. Debo ser muy fastidiosa, lo sé, esparciendo mi so called sabiduría a todo el que se me atraviese, porque sí, no reparo en peticiones yo voy y punto. Creerme otra es buenísima opción: juegos de rol (los extraño), bruja milenaria (este fue divertido mientras duró), escritora (aún lucho por este no se crean), filósofa (tengo diplomas para demostrarlo). Y así se me va la vida escondiéndome. ¿Para qué salir de allí? Cuando soy yo misma me expongo inexorablemente al daño (entran los psi de nuevo). Claro es parte de la vida el sufrimiento y bla, bla, bla... No me interesa.

Quizás estoy teniendo una epifanía en este momento de mi vida por las circunstancias. Quizás crecí o quizás soy más niña que nunca y por eso veo todo sin tanta ridiculez social aprendida, imitada y perfeccionada. NO LO SÉ.

Hoy me sale cambiar de actitud y aceptar que el mundo no va a cambiar por mí, que sólo me puedo ocupar de lo que soy y lo que hago yo. Que las palabras, sí, se las lleva el viento y no valen de nada sin acciones. No vale de nada escribir esto, no vale de nada la noche malísima que pasé pensando en la discusión con mi jefe: ¿Él va a cambiar por mí, por lo que yo le pueda decir? Quizás, quizás, quizás. Aún tengo la esperanza, pero tengo que ser realista alguna vez y entender que ese quizás no es suficiente. El quizás sólo me sirve para conformarme, pero el actuar deja otro sabor de boca.

Es muy cómodo mi escondite, es lo más cómodo seguir jugando. Sin embargo, no sé si este juego me hace tan feliz como antes.


11

ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

Alejandra Pizarnik. Árbol de Diana



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