jueves, 4 de septiembre de 2008

Pues voy a terminar creyendo que tienes razón...

Definitivamente, lo que más peso tiene es lo malo. Y más aún lo que en un momento era bueno puede que al siguiente se convierta en lo malo, increible.

Un ejemplo de este trabalenguas (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia) :

Situación: una relación que termina.
Los recuerdos de las cosas buenas y los momentos maravillosos y todo lo soñado y en las nubes... se convierte en lo que más pesa a la hora de seguir el camino propio lejos de esa persona. Cambia de rol y ahora hace daño o hace quedarse "pegado" cuando no se puede, no se debe o quién sabe qué razón.

Y qué decir de las palabras, es totalmente cierto que se las lleva el viento. Pero un momento, se las lleva el viento, por lo general, cuando se trata de promesas, soluciones, enmiendas. Sin embargo, al decir una palabra ofensiva, de ruptura o fuerte se queda grabada en el consciente, el subconsciente, el infinito y el más allá; y si se cree en la reencarnación como siempre digo: se trancó la bicicleta. Además, como si este caldo no estuviera ya bien morado, el consciente (el sub y el supra también, incluso el yo y super yo y quien sabe qué otro) borra las circunstancias en las que se dijeron las palabras. NO hay pasado, NO hay causa, NO hay nada que rodee esas palabras que de forma instantánea pasan a ser mini dagas que se clavan bajo las uñas, es decir, vamos a ver quién las saca así facilito.

El olvido no llega. No hay explicación que valga. Porque tú me dijiste y qué horror que pienses eso de mí, pero es que estaba ciego de la rabia. No, no, eso es lo que piensas tú de mí, eso es seguro...

Por cierto, yo soy el personaje A del diálogo, yo no olvido y me cierro en la posición hasta que no puedo más. Excavo y me voy profundo hasta llegar al punto en que ni me doy cuenta de que el canario de la mina lleva rato muerto. Y muero yo también, así trate de salir a la superficie corriendo con todas las fuerzas que me queden, no llego porque es imposible. Para aumentar el drama, sí siempre aumentar el drama es posible: me cavo mi propia tumba (Lucerito, Lupita Ferrer las quiero... Y aquí suena la canción de Topacio interpretada por el Gabo JAJAJAJA).

A lo que trataba de llegar con tantas vueltas: el mantra ocúpate y no te preocupes tanto. Quedarse en la posición como si fuera el último bastión en el mundo, es quedarse en la mina con el canarito. Sí, las palabras están allí y duelen, hasta las acompañan acciones que es mucho peor. Pero hay que ser medianamente inteligente para salir de la mina a tiempo, sofocado, está bien, pero vivo. ¿Para qué empecinarse?

Y mucho cuidado, con esto no quiero decir: Olvidemos todo y finjamos la deliciosa demencia colectiva. Esos borrones y cuentas nuevas, terminan siendo la basura que escondemos bajo la alfombra, cada vez que pasamos por allí sentimos el bultico.

En fin, al escribir esta precisa línea me doy cuenta de que mi título es mentira. Y no, por más golpes, no voy a creer nunca que tienes la razón... (Este si es un bastión que merece defensa, ¿no?)

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