miércoles, 3 de septiembre de 2008

Un remedio para melancólicos

Sí, la verdad es que quisiera encontrar un remedio para melancólicos, robándome el título de Bradbury.
Para los que me conocen un poco, esto es lo normal:

melancolía.

(Del lat. melancholĭa, y este del gr. μελαγχολία, bilis negra).

1. f. Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada.

2. f. Med. Monomanía en que dominan las afecciones morales tristes.



Quisiera sentir algo más intenso que la melancolía; rabia, tristeza, lo que sea con tal de no sentir esta carga y esta impotencia de no tener energía para nada. No, no hay que confundirlo con la flojera porque no tiene nada que ver con eso. Mis causas son morales por supuesto, nada de físico incluso de lo único que tengo ganas es de hacer ejercicio porque así no pienso. Si no pienso no me recrimino la falta de ganas de hacer las cosas y además me estoy ocupando en algo. Gracias Wii. Gracias DDR.
Esto es definitivamente un círculo vicioso y este post, este blog es un intento de salir de esto que me está carcomiendo. Al menos encontrar los quince minutos diarios para escribir un post me da una pequeña esperanza. Y es que a lo mejor la mentada causa moral no es sino la pérdida de la esperanza, porque es innegable que si queda el mínimo de esperanza uno se levanta y lucha, a menos que se traté de una patología o flojera emocional simplemente.

¿Cuál es el bendito remedio para los melancólicos? No tengo pero ni la más remota de las ideas, aunque si tengo un mantra nuevo... Ocúpate y no te preocupes antes de que la bilis negra de la melancolía haga lo que quiera.

Aquí va un trocito del cuento de Bradbury...

-Ante todo, los síntomas: fiebres violentas, fríos súbitos, pulso rápido y luego lento, arranques de cólera, luego una calma dulcísima, accesos de ebriedad luego de beber agua de pozo, vértigos cuando te tocan así, nada más...

El hombre rozó la muñeca de Camila, que cayó en un delicioso abandono.

-Depresiones, arrebatos -prosiguió el hombre-. Sueños...

-¡Basta! -exclamó Camila, fascinada-. Me conoce usted al dedillo. Nombre mi mal, ¡ahora!

-Lo haré -el hombre apoyó los labios en la palma de la mano de Camila, y la joven se estremeció violentamente-. Tu mal se llama Camila Wilkes.

-Qué extraño -Camila tembló, y en los ojos le brilló un fuego de lilas-. ¿De modo que soy mi propia dolencia? ¡Qué daño me hago! Ahora mismo, sienta mi corazón.

4 comentarios:

Anonimo dijo...

yo creo que la respuesta para salir de esa melancolia es darse cuenta de que hay que vivir la vida y que es muy corta y hoy estas aqui y mañana no sabes y mas aun con el indice de violencia que hay en el mundo especialemte en venezuela creo que es eso de verdad dejar el pasado atras si es que esa melancolia es po ese pasado que supuestamente fue mejor y vivir cada segundo de la vida como si fuera el ultimo, es mi humilde opinion, depinga tus escrito creo que vas por buen camino, por cierto te lei el blog de la extranjera por eso decidi revizar el tuyo, saludos el anonimo

Olga dijo...

Gracias por visitar el blog anónimo. Definitivamente lo del mantra de ocuparse y no preocuparse. Y es que tienes razón, lo que pasa es que el corazón actúa por razones que la razón desconoce (o algo así decía Pascal). Mientras tanto seguiré con mis tablas de salvación: Ejercicios y este blog.

Pulgamamá dijo...

Olga no sabes cuanto me identifico con este post. Hace tres días estoy sintiendo los exactos síntomas que describes en el cuento. Yo estoy feliz, es decir, me siento feliz pero a la vez no quiero lavar los platos, ni tender la cama, ni pararme de la cama, ni mirar la televisión. No estoy deprimida, conozco la depresión de cerca y no la sufro ahora. Creo que soy mi propia dolencia. No sé que decirte excepto lo que funciona para mí:
1. café negro por las mañanas, sin azúcar, con una cucharadita de miel. La misma bruja que me recomendó los globos, me dijo que tomara una cucharadita de miel diaria, mínima, nada que engorde (digo por si te preocupas de esas cosas)que eso endulzaría mi día.
2. Andar en metro y caminar, sin ni siquera saber a donde voy, esa sensación de que estoy siendo llevada por algo, y que pues mi único destino es ese camino y no la llegada es arrechísima.
3. Revistas frívolas. Me he hecho una adicta a la moda, me las compro todas, y las analizo, y predigo que viene, sólo como un hobbie. Porque yo odio hacer ejercicio.
4. Este blog. Me ha salvado de la locura, en serio.

Olga dijo...

Extranjera sabes que te creo los 4 remedios sólo que les doy un pequeño giro, al 1 porque no aguanto el café, al 2 por la inseguridad, al 3 porque no entiendo mucho de modas en serio (pero siempre existirá E! jajajajajajaja) y al 4 no tengo nada que cambiarle salvo el url. Claro leer el tuyo (blog) también ha contribuido, así que sigue escribiendo :)...

Saludos y gracias por detenerte aquí